Reina sobre ruedas: el viaje ajedrecístico de una mujer

¿Sabes qué es lo que realmente se te queda grabado como entrenador de ajedrez? Historias como la de Mary.

A los 65 años, Mary llegó a mi vida —literalmente— montada en una motocicleta negra de tres ruedas, vestida con un traje de cuero completo y una cálida y confiada sonrisa. Era la vicepresidenta de su club de motociclistas, claramente no era ajena a las decisiones audaces ni a las nuevas aventuras. Pero esta vez, su objetivo no era físico, sino mental. Quería aprender a jugar ajedrez.

Al principio, no compartió la razón más profunda detrás de su interés en el juego. Simplemente dijo que nunca había aprendido ajedrez y que le parecía un buen desafío. Como muchos principiantes, se sentía un poco insegura. Yo la tranquilicé diciéndole que el ajedrez no es solo para los grandes maestros, sino un juego que cualquiera puede aprender y disfrutar.

Simplificando el comienzo

Para ayudar a Mary a iniciarse con facilidad, utilicé mi método para principiantes de El Juego de Peones de 3 Piezas™ (The 3-Piece Pawn Game™). Este enfoque de enseñanza se centra en solo unas pocas piezas a la vez, lo que permite a los estudiantes construir una base sólida sin sentirse abrumados.

Funcionó. Nunca olvidaré el día en que controló con confianza el centro del tablero usando sus peones: sus ojos se iluminaron con emoción y orgullo. A partir de ahí, fuimos incorporando nuevas piezas poco a poco: torres, alfiles, caballos y, finalmente, la dama. Cada lección fue un nuevo triunfo, y Mary lo asumió todo con el mismo entusiasmo que seguramente lleva a un largo viaje en motocicleta.

La revelación inesperada

No fue sino hasta nuestra última lección que Mary se abrió y compartió la verdadera razón por la que había decidido aprender ajedrez. Su madre vivía con demencia, y Mary quería hacer todo lo posible por mantenerse mentalmente fuerte y ágil. Había investigado y descubierto que aprender ajedrez podía ayudar a preservar la salud cognitiva a medida que envejecía. Era una motivación silenciosa, pero poderosa, y una que hizo que la admirara aún más.

Más que un juego

Para Mary, aprender ajedrez no se trataba solo de dominar una nueva habilidad. Era una forma de tomar el control de su futuro, de desafiarse a sí misma de una manera distinta y de demostrar que la vida a los 65 años aún está llena de posibilidades audaces. Me recordó que la agilidad mental, al igual que la condición física, requiere intención—y que nunca es tarde para empezar.

¿Estás pensando en aprender ajedrez?
Ya tengas 6 o 65 años, la historia de Mary demuestra que siempre es el momento adecuado para comenzar. ¿Quién sabe a dónde te llevará tu primer movimiento?

 

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